EL CANTAR DE MIS CANTARES Cuando los vientos murmuradores llevan los ecos de mi laúd con los acentos de mis amores resuena un nombre, que de rumores pasa llenando la esfera azul. Que en ese nombre que tanto adoro y al labio acude con dulce afán, de aves y brisas amante coro, rumor de espumas, eco sonoro de ondas y palmas y bosques hay. Y para el alma que en ese ambiente vive y respira sin inquietud, y las delicias del cielo siente, guarda ese nombre puro y ferviente todo un poema de amor y luz. Quisqueya ¡oh, Patria! ¿Quién, si en tu suelo le dio la suerte nacer feliz, quién, si te adora con fiel desvelo, cuando te nombra no oye en su anhelo músicas gratas reproducir? Bella y hermosa cual la esperanza, a copiar nunca la mente alcanza tus perfecciones, tu semejanza, de sus delirios en la inquietud. Tus bellos campos que el sol inunda, tus altas cumbres de enhiesta sien, de tus torrentes la icha innata y abre horizontes a la ilusión. Y ¡ay, si oprimi
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